Leylah Annie Fernández, la joven estrella del tenis canadiense nacida en Montreal el 6 de septiembre de 2002, vivió esta semana una montaña rusa de emociones. Venía de ganar el título más importante de su carrera en más de un año —el torneo WTA 500 de Washington—, pero apenas unas horas después tuvo que competir en el Abierto de Montreal sin tiempo suficiente para descansar.
Su padre y entrenador, Jorge Fernández, alzó la voz exigiendo una disculpa pública a los organizadores del torneo, especialmente a Valérie Tétreault, directora del National Bank Open, y al programador Wahib Fitouhi. El reclamo se debe a que Leylah fue programada para jugar su partido el martes a mediodía, a pleno sol y con poco tiempo de recuperación, en lugar de un horario nocturno como esperaba.
“Cada hora cuenta”, dijo Jorge Fernández, visiblemente molesto, recordando que su hija llegó de madrugada desde Washington luego de coronarse campeona. “Se supone que es por el bien de los jugadores, pero aquí se priorizaron los negocios. Eligieron poner a una estadounidense (Coco Gauff) en horario estelar y no a la número uno de Canadá”, agregó.
Leylah perdió el partido contra la australiana Maya Joint por 6-4 y 6-1. En conferencia de prensa, entre lágrimas, confesó que el resultado no refleja lo que sentía emocionalmente por volver a jugar en su ciudad natal. “Me sentía feliz, honrada de jugar en casa, pero mi cuerpo no respondió como yo quería”, dijo.
Además, denunció que se le hicieron promesas sobre la programación que no se cumplieron y criticó el tono que usaron con su padre en la organización. “No vamos a olvidar lo que pasó”, agregó Jorge Fernández.
Leylah, de origen ecuatoriano y filipino, es una de las grandes promesas del tenis mundial. En 2019 ganó Roland Garros en categoría júnior y fue finalista en el Abierto de Australia júnior. En 2021 alcanzó la final del US Open profesional. Además, habla inglés, francés y español con fluidez. Su hermana menor, Bianca Jolie, también es tenista y ambas jugarán dobles este miércoles en Montreal.
Aunque esta semana no fue la ideal para Leylah, el cariño del público local sigue intacto. Y mientras ella sigue creciendo como atleta, su familia pide algo tan simple como justo: respeto y consideración.