Una reflexión que solo los latinos entenderán… y que hará que quieras abrazar a tu abuela.
¿Recuerdas cuando despertabas con olor a pan caliente en casa?
Tal vez era una concha, un bolillo, una arepa, un buñuelo, un pan de yuca o una tortilla recién hecha.
No importaba de qué país eras: nuestras casas olían a desayuno, a amor y a familia.
En Canadá, por más bonito que sea todo…
no huele igual.
🏡 La casa sabía a hogar porque alguien te esperaba al despertar
Hoy, corremos. Usamos café instantáneo, avena rápida y pan de supermercado.
Pero en nuestras memorias, el desayuno era un acto de amor:
una abuela moliendo frijoles, una mamá friendo plátano, un papá trayendo tamales.
No era comida.
Era identidad.
🔥 ¿Sabías esto?
Los alimentos más recordados por los migrantes latinos no son los más elaborados, sino los más cotidianos:
pan casero, café de olla, sopa de fideos, arroz con huevo.
Porque más que sabor…
tenían historia.
Esto no es solo nostalgia.
Es un recordatorio:
Nuestra cultura está hecha de cosas simples que nos unieron sin que lo notáramos.
Y aunque vivamos en otro país, con otro clima y otra rutina…
aún podemos rescatar esos momentos, aunque sea un domingo.
Haz café como lo hacía tu mamá.
Prepara pan como lo hacía tu abuela.
Y enséñaselo a tus hijos.
Porque eso, eso es Canadá también.
💬 ¿Cuál es el aroma que más extrañas de tu infancia?
Comenta y comparte este blog con quien cocinaba con amor para ti.
O mejor aún: llámalo y dile gracias.